A quienes se decanten por el whisky sin soda.
A quienes defiendan el sexo sin boda.
A todos aquellos a los que les sobren los motivos.

Bienvenidos a mi hogar, dulce hotel.


viernes, 20 de marzo de 2009

Bendito bálsamo.

Bendito bálsamo, para mi maldita herida. ¿Porqué sólo basta tu timbre, para curarme por dentro?




- ¿Qué te pasa? ¿Tienes miedo?

- Me vas a dejar caer.

- No te voy a dejar caer nunca.


No sé porqué, pero tras hablar contigo, siempre me siento mejor.

Bendito bálsamo. Bendita la sonrisa que siempre llevas puesta. Bendita la frase "no pasa nada".
Bendito tú, que con una simple palabra, ahuyentas los males que me acosan, las dudas que puedo llegar a tener, esas que momentos antes me parecían tan inmensas, esas que me aplastaban, me devoraban por dentro y me hacían estallar en histérico llanto.

Bendito, porque cada vez que marco (ya de memoria) el número, con dedos temblorosos y suspiros anhelantes, sé que en un par de segundos te oiré, y se me quebrará la voz, y me contarás alguna anécdota tonta que me hará reír y olvidar.

Bendito, porque la sola mención de tu persona, me recuerda mañanas con olores a resina y a césped mojado, noches de frío intenso, aquella vez que dijiste, en ronco susurro, "No te voy a dejar caer nunca".

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